Liberación del poder del pecado (B)

Parte 6 de 6 del tema Pascua – resurrección y salvaciónpor Gijs van den Brink

La última vez hablamos de los cuatro primeros “pecados capitales”: la soberbia, la avaricia, la lujuria y los celos. Son pecados comúnmente conocidos y visibles y que destruyen el mundo. Vivimos en el tiempo entre la ascensión y la segunda venida de Jesús. En la cruz, Jesús cargó con el castigo del pecado por nosotros. Eso es algo por lo que estar agradecidos toda la vida. Pero también necesitamos ser liberados del poder del pecado. Y eso ocurre en la segunda fase de la liberación de la humanidad, en la que vivimos ahora. Eso sucede a través del poder del Espíritu Santo.

Podemos y debemos ser liberados de la gula, la intemperancia (gula). No saber guardar la medida y ser adicto a la comida. Este pecado es menos conocido, ¡casi nunca se ve como pecado en el mundo occidental! Pero el 14% de los adultos en mi país padecen sobrepeso grave (obesidad). Ok, los europeos no lo consideran un pecado. Pero, ¿qué dice la Biblia? Filipenses 3:19: “el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal.” Proverbios 23:20-21: “No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne; Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, Y el sueño hará vestir vestidos rotos.” La Biblia nos enseña que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y, por tanto, debemos tratarlo con respeto y autocontrol. Si esto falla, sepa que Jesús puede y le librará de la glotonería.

Podemos y debemos ser liberados de la ira, la venganza (Ira). Santiago 1:19-20: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” La Biblia nos enseña que debemos controlar nuestra ira y también rechazar la venganza. Como hijos de Dios, se nos pide que perdonemos, que amemos a nuestro prójimo e incluso a nuestros enemigos. La ira y la venganza pueden endurecer nuestro corazón e impedirnos experimentar el amor y la paz de Jesucristo. Jesús puede liberarnos de la ira y la venganza. Puede convertirnos en personas humildes, pacientes y cariñosas. ¿Quieres eso? Entonces puedes.

Podemos y debemos ser liberados de la pereza (acedia) y la negligencia. La Biblia habla de creyentes que se han hecho tardos para oír la voz de Dios (Heb 5,11). Ya no está abierto a la corrección de los demás creyentes, se ha vuelto inalcanzable. Sólo el Espíritu Santo puede volver a ablandar un corazón endurecido.

Y Santiago habla del pecado de negligencia: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (St 4,17).

Que diferente sería el mundo cuando no somos controlados por estos poderes del pecado, sino por el Espíritu de Jesucristo. ¡Que maravillosamente hermoso y pacífico y bendecido es cuando somos liberados del poder de todos estos pecados! ¡Que testimonio y luz se nos permitirá esparcir en el mundo cuando seamos liberados por Jesus de estos poderes del pecado!

Autor: Gijs van den Brink


En este espacio colocaremos parte de estos artículos con la intensión de que estas líneas lo ayuden en su proceso de aprendizaje y entendimiento de la Biblia.


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