Parte 5 de 6 del tema 'Sobre Pascua-resurrección-resurrección". por Gijs van den Brink
A través de la resurrección de Jesús y el don del Espíritu Santo, podemos ser liberados del poder del pecado. Anteriormente hablamos de la liberación del egoísmo y del miedo. Pero hay muchos más poderes de los cuales podemos y debemos ser liberados.
Ya en el 4e circuló una lista de poderes pecaminosos que pueden controlar a un ser humano. La recopiló inicialmente el monje Euagrios, nacido en el Ponto, en el norte de Turquía, a orillas del Mar Negro. Más tarde, tuvo que huir y acabó en Egipto. Su lista se conoce hasta hoy como "pecados capitales".
Podemos y debemos liberarnos de orgullo (superbia), vanidad.
En deseo de ser más importante o atractivo de lo que se es. No quieres oír la verdad sobre ti mismo. Prefieres vivir en la mentira. Tienes más amor por ti mismo y por tu cuerpo que por Dios. El ejemplo más famoso sobre el orgullo es la caída del ángel Lucifer, que se convirtió en el diablo.
Podemos y debemos liberarnos de codicia (avaritia). En deseo de poder, dinero, riqueza y más posesiones, mientras que les parece bien que otra persona no las tenga.
Los delitos resultantes son traición, soborno y robo.
Incluso utiliza la violencia y la manipulación para hacerlo. Sólo el Espíritu de Dios puede liberar a una persona de esta codicia enfermiza y que todo lo destruye.
Podemos y debemos liberarnos de lujuria y lascivia (luxuria). El deseo de sexo y la experiencia sexual reciben una enorme atención en nuestro mundo. El sexo se considera algo a lo que todo el mundo tiene derecho. Cada día oímos a través de los medios de comunicación cómo esto se nos va de las manos. Cómo los hombres agreden sexualmente a las mujeres. Tanto dentro como fuera del matrimonio. El demonio del sexo tiene una enorme influencia en nuestra sociedad.
Este pecado hace a la gente profundamente infeliz. El Espíritu Santo puede liberarte de esto, Dios puede hacerte feliz. La felicidad celestial Él la da. Y como sabes, en el cielo ya no hay sexo (Mat.22:30). La felicidad celestial no depende del sexo. Jeremias, Jesus y Pablo eran solteros, pero nada indica que fueran infelices.
Podemos y debemos liberarnos de celos (invidia), envidia. No estás satisfecho con lo que eres. Quieres ser otra persona. Eso está bien en sí mismo. Pero, ¿cómo conseguirlo? Muchos van y ennegrecen a la persona de la que tienen envidia, la rebajan, hablan mal de ella. ¿Para intentar ser igual a la persona de la que tienes celos?
Pero hundir a otro no te eleva a ti. Pensar y actuar así es pecado. Y el pecado te aleja de Dios y te hace aún más infeliz.
Puedes liberarte de esto a través de Jesucristo, si lo pones a Él a cargo de tu vida. Sólo Dios puede darnos la felicidad verdadera y eterna.
Autor: Gijs van den Brink
Esta es la parte 5 de 6 de la serie "Sobre Pascua-resurrección-resurrección". algunas de las cuales publicaremos en línea próximamente. Esperamos que esto le ayude a comprender mejor la Biblia.