El sufrimiento no es la voluntad de Dios, ¿verdad? Lo oigo a menudo. Y es cierto, es el hombre y no Dios quien inventó la esclavitud, las armas y las bombas.

Pero entonces, ¿por qué existe el sufrimiento? ¿Y por qué Dios lo permite? Porque nos ama y nos ha dado libre albedrío para elegir entre el bien y el mal. El amor no es real si se impone. El amor es amor sólo cuando alguien ama por su propia voluntad. El amor forzado no existe.

Después de la Caída, ¿no podría Dios haber eliminado las consecuencias negativas realizando un milagro? Eso no funcionaría. Tendría que volver a hacerlo una segunda y tercera vez y ad infinitum. Debido a esa constante intervención sobrenatural de Dios, ya no sería necesario tomar decisiones por nosotros. Nos habríamos convertido en seres completamente diferentes, al menos no en personas responsables como lo somos hoy.

El sufrimiento tiene un propósito

Sin embargo, Dios definitivamente no acepta el sufrimiento en el mundo. Lo resuelve a Su manera. ¿Cómo? Lo anunció justo después de la Caída, en Gn 3:15

"Haré enemistad entre tú y la mujer y entre tu descendencia y la suya. Esta aplastará tu cabeza y ella el talón".

Es el camino de la batalla. Este camino implica la destrucción de Satanás tras una larga guerra.

Lucha por toda la humanidad, en otras palabras.

Para ello, Pablo utiliza la imagen de los dolores de parto para explicar el principio del sufrimiento con un propósito: Rom.8:22 Porque sabemos que toda la creación gime y sufre dolores de parto, aún.

Compara el sufrimiento global de la creación con las contracciones del parto.

La imagen deja claro que la lucha y el sufrimiento conducen inevitablemente al nacimiento de una nueva vida. El objetivo de Dios es: vida nueva en un mundo nuevo.

¡¡¡Y ya estamos viendo un comienzo de esto!!! Porque el reino de Dios ya ha comenzado, no perfectamente, pero hay un comienzo. Desde la venida de Jesús.

"A Mí se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra" dice Jesús (Mat.28:18).

Ya hay enfermos que son curados por el poder de Dios en el nombre de Jesús. E incluso ahora vemos que el sufrimiento trae nueva vida.
¿Quiénes eran las personas que acudían a Jesús cuando estaba en la tierra? Principalmente los enfermos y los analfabetos, que no sabían leer ni escribir y tenían cargas impuestas por los dirigentes judíos. Lo mismo ocurre hoy. Muchos de nosotros, en tiempos difíciles, hemos ido a buscar a Dios y hemos recibido una vida nueva.

La cruz central

Desde cualquier lado que miremos el dolor y el sufrimiento, siempre llegamos a la cruz.

En la cruz, vemos las consecuencias del libre albedrío del hombre: Jesús es asesinado. A causa de nuestros pecados, esto podría suceder. Ocurriría de nuevo hoy.

En la cruz, vemos que Dios puede hacer algo bueno de lo que es malo en nosotros. La gente mata al hijo de Dios, pero Él permite que sea para el perdón de nuestros pecados.

Pero lo más importante es que en la cruz vemos que Dios no mira este mundo desde la distancia, sino que sufre con nosotros y en nosotros.