En Lucas 10, encontramos un pasaje poderoso donde Jesús llama a 70 personas para que se conviertan en sus embajadores en una misión liberadora. Él les otorga una autoridad extraordinaria: 'Yo les he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones, y vencer todo el poder del enemigo' (Lucas 10:19). Esta no es solo una declaración de poder, sino una invitación a participar en la obra transformadora del Reino de Dios.
Los 70 son enviados con una misión clara: liberar a las personas de la opresión demoníaca, sanar a los enfermos y anunciar que el Reino de Dios se ha acercado. Esta comisión es paralela a la que se les dio a los 12 apóstoles, lo que subraya un hecho importante: el llamado de Dios no se limita a un grupo selecto, sino que se extiende a todos los que están dispuestos a responder. Jesús no elige a los más capaces o influyentes; Él elige a aquellos que están dispuestos y disponibles.
Al igual que los 70, nosotros también estamos llamados a salir después del culto y llevar el mensaje de esperanza y liberación a nuestro entorno. Jesús nos dice: 'Vayan'. No está hablando solo a los pastores o líderes; Él se dirige a cada uno de nosotros. Nos llama a estar atentos a las necesidades de quienes nos rodean, a prestar nuestra mano a aquellos que luchan y a ofrecer una palabra de aliento a los corazones quebrantados. En cada interacción, ya sea en el trabajo, en la escuela, en una fiesta o incluso en la iglesia, tenemos la oportunidad de ser embajadores valientes.
La tarea puede parecer abrumadora, pero es esencial recordar que no se trata de nuestra grandeza o habilidad. Jesús busca nuestra disponibilidad. No importa cuán pequeña o grande sea nuestra fe; lo que realmente importa es si estamos dispuestos a dejar que Dios nos use. Cada creyente es un enviado, una carta legible, un testimonio viviente del amor y la gracia de nuestro Señor.
Así que la próxima vez que salgas de la iglesia o interactúes con alguien en tu vida cotidiana, recuerda que eres un embajador valiente. Tienes la autoridad de Jesús en ti para hacer una diferencia. Hay manos que esperan ser tomadas, oídos que anhelan escuchar la verdad y corazones que necesitan la luz de Cristo. En este llamado, encontramos no solo un propósito, sino también la promesa de que nunca estamos solos. Dios está con nosotros, guiándonos y capacitándonos para cumplir la misión que nos ha encomendado.
¡Ve y sé el embajador valiente que Dios te ha llamado a ser!
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Dr. Gerrit Vreugdenhil, Guerra Invisible, Cartago (Colombia: Presencia Ediciones), 2024